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realitys para todos

realitys para todos Reality shows hay muchos y de muchos tipos.

Los hay gloriosos, como la primera edición de Gran Hermano o la primera de Hotel Glam (sí, la de Pocholo, Dinio y compañía), mediocres, como las posteriores ediciones de Gran Hermano, o La Granja de los “Famosos”, malos malísimos, como El Bus o ese experimento fallido que fue “Academia de Actores”, y luego están los que emite ETB en cualquiera de sus dos canales.

Sí, porque ha llegado el momento en el que de cualquier cosa se saca un reality. Si las cabezas pensantes del canal autonómico vasco ya habían mandado gente a la aventura en la Patagonia, a hacer pruebas más o menos rurales en “Basetxea”, a hacer el camino de Santiago en “La flecha amarilla”, o a convivir en los Pirineos en otro reality que acaba de finalizar y cuyo programa final, visto de casualidad junto a Gaintza todo sea dicho, transmitió un mal rollo acojonante, en esta ocasión no se las ha ocurrido otra cosa que montar un “reality” en los sanfermines.

El programa consiste en meter en un piso de Pamplona a tres personas que nunca habían estado en sanfermines, e integrarles en una cuadrilla (léase kuadrrrrrilla) local, haciéndoles pasar por lo más típico de las fiestas, chupinazo, encierro, toros, juerga, juerga y más juerga, un sinvivir vamos.

Total, que de churro he pillado dos de los programas a medias, y la verdad es que pintaba bastante malamente, sobre todo porque lo que les pasase a estos tres pobres durante las fiestas no tenía el más mínimo interés. Vamos, que seguro que durante todos los días que han estado por allí bañados en kalimotxo les han pasado mil cosas, pero la selección de imágenes emitidas la verdad es que era bastante ridícula. Lo único bueno, cuando les entrevistaban a altas horas de la noche y se apreciaba claramente la caraja que llevaban encima.

Pero vamos, que en sanfermines te pueden pasar cosas muchísimo más interesantes e impactantes como para emitir todos los días el paseo que se daban hasta la plaza de toros. Por ejemplo, que vayas al wc de un bar a plantar ese pino provocado por litros y litros de kalimotxo mezclado con bocata de chiringuito, y que tras admirar ese gran peso que te has quitado de encima, te des cuenta de que la bomba del wc no funciona, y lo que es peor, que al abrir la puerta del wc como quien no quiere la cosa, veas que hay así como unas quince mujeres esperando y haciendo cola para entrar…

Y esto no me ha pasado a mí (sino para rato lo cuento), que lo sepan.

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