oda al lidl
Desde el festival de cine no escribía un post en condiciones, cada vez me cuesta más, cada vez ando más liado y cada vez me da más pereza, a ver en lo que acaba este blog..
Tras renacer ayer cual ave fénix de sus cenizas, vamos, por lo menos a nivel psicológico, tras encontrarme ayer en una curva al volver del trabajo, a un HIJODEPUTA que venía por mi carril en dirección contraria a toda pastilla, y esquivarlo cual farruquito control de la guardia civil, echándome al arcén, hoy toca post en (más o menos) condiciones, y no es otra cosa que una oda a esa cadena de establecimientos bizarra donde las haya.
Mi primer recuerdo del Lidl es de hace muchos años, la gente hablaba de él como ese supermercado alemán que tiene unos yogures que te cagas. El misterio se resolvió hace unos años, cuando abrieron uno cerca de donde vivo/vivía, un monumento a la bizarrería a tan sólo cinco minutos de casa!
Todos sabréis que el Lidl es un punto intermedio entre el Lidl-delux que es el Dia, que es como el Lidl pero con artículos con marca, y el malrollismo convertido en supermercado que es el Plus, al menos el único que conozco yo, a las afueras de Irún (sr Tremolo, manifiéstese), donde ya aparcar sin un pastor alemán de 200 kg vigilando dentro del coche es de un arriesgado subido.
Lo dicho, uno de los puntos fuertes del supermercado en cuestión, como todos sus clientes sabréis, es la repostería y guarrería. Con una inmensa (y exquisita) selección de chocolates (uno con avellanas impresionante), galletas, yogures, postres, patatas y chucherías varias. Vamos, el paraíso.
El otro punto fuerte del Lidl, y motivo principal de este post, es la sección de Varios que renuevan puntualmente cada lunes y jueves Una sección donde te puedes encontrar desde un pack de calcetines blancos con raquetas, hasta un lector mp3 pasando por un lote de slips, una tienda de campaña, utensilios de cocina o unas botas de trekking. Un bazar de lo imposible donde se mezclan cientos de artículos totalmente innecesarios con semanas temáticas de jardinería o bricolaje y gadgets imposibles, como ese medidor de distancias sobre planos que tengo en un cajón de mi casa, o la guillotina con la que corto los flyers :)
Llegados hasta este punto, sólo me queda recomendarles que se apunten a su newsletter, para poder así enterarse los primeros de cuando es la próxima vez que vuelven a ofertar una navaja suiza con 108 utilidades diferentes, o el calentador de biberones vía USB.
A su servicio.
Tras renacer ayer cual ave fénix de sus cenizas, vamos, por lo menos a nivel psicológico, tras encontrarme ayer en una curva al volver del trabajo, a un HIJODEPUTA que venía por mi carril en dirección contraria a toda pastilla, y esquivarlo cual farruquito control de la guardia civil, echándome al arcén, hoy toca post en (más o menos) condiciones, y no es otra cosa que una oda a esa cadena de establecimientos bizarra donde las haya.
Mi primer recuerdo del Lidl es de hace muchos años, la gente hablaba de él como ese supermercado alemán que tiene unos yogures que te cagas. El misterio se resolvió hace unos años, cuando abrieron uno cerca de donde vivo/vivía, un monumento a la bizarrería a tan sólo cinco minutos de casa!
Todos sabréis que el Lidl es un punto intermedio entre el Lidl-delux que es el Dia, que es como el Lidl pero con artículos con marca, y el malrollismo convertido en supermercado que es el Plus, al menos el único que conozco yo, a las afueras de Irún (sr Tremolo, manifiéstese), donde ya aparcar sin un pastor alemán de 200 kg vigilando dentro del coche es de un arriesgado subido.
Lo dicho, uno de los puntos fuertes del supermercado en cuestión, como todos sus clientes sabréis, es la repostería y guarrería. Con una inmensa (y exquisita) selección de chocolates (uno con avellanas impresionante), galletas, yogures, postres, patatas y chucherías varias. Vamos, el paraíso.
El otro punto fuerte del Lidl, y motivo principal de este post, es la sección de Varios que renuevan puntualmente cada lunes y jueves Una sección donde te puedes encontrar desde un pack de calcetines blancos con raquetas, hasta un lector mp3 pasando por un lote de slips, una tienda de campaña, utensilios de cocina o unas botas de trekking. Un bazar de lo imposible donde se mezclan cientos de artículos totalmente innecesarios con semanas temáticas de jardinería o bricolaje y gadgets imposibles, como ese medidor de distancias sobre planos que tengo en un cajón de mi casa, o la guillotina con la que corto los flyers :)
Llegados hasta este punto, sólo me queda recomendarles que se apunten a su newsletter, para poder así enterarse los primeros de cuando es la próxima vez que vuelven a ofertar una navaja suiza con 108 utilidades diferentes, o el calentador de biberones vía USB.
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7 comentarios
loveof74 -
Miguel -
Miguel -
Una guillotina??? coño! Yo también quiero!
tremolo Man -
tremolo man -
POr otro lado, y cerca de allí esta una de las sucursales del emporio SOLBES, con tentáculos ya establecidos por la capital. El Solbes de la Avenida Letxumborro se supone que es el megacentro de las delicatessens (o eso afirmaría Mitxel Exkiaga en su columna de los sábados), pero para mi lo importante del lugar es el Zoológico/establo bizarro con que cuenta ese establecimiento. Si viajan en la línea de tren Irun-Donosti, veran pueden ver a las3 o 4 cabras que tienen dando saltitos entre bloques de cemento preguntándose qué coño hacen allí. ¡digno de un artículo de Jordi Costa!
Bueno Palacete...te he regalado un post- por el morro. :-)
loveof74 -
http://www.lidl.es
alguien sabe cuando osti*s van a quitar eso del 2+2. me esta entrando un ataque de taxi driver que te cagas....
lo74 -
que la web ya estaba
sorry
toy stressao, o aburrido, no se